Siempre que salimos al extranjero no podemos evitar comparar la gastronomía de los diferentes países o regiones. Y es en ese punto cuando nos sentimos orgullosos de nuestra tan admirada Dieta Mediterránea, valiosa herencia cultural que va más allá que unas simples pautas nutricionales. Y en el centro y como elemento aglutinador se encuentra el Aceite de Oliva.
El Aceite de Oliva es más que un alimento es una forma de vida, social-económica de una gran parte de España.
Nos encontramos olivos en Galicia (Brava Gallega), Navarra (Arroniz), Tarragona (Arbequina), Zona del Levante (Blanqueta), Aragón (Empeltre), Toledo (Cornicabra) y por supuesto Andalucía (Picual, Hojiblanco, Royal…), y así hasta un total de 350 variedades de olivos existentes en España. Y aun así el Aceite de Oliva es un desconocido para la mayor parte de la población, tal desconocimiento se debe en gran medida a las numerosas acepciones comerciales o culturales que nos podemos encontrar.
En la actualidad el COI (Consejo Oleícola Internacional), cuya sede está en Madrid es el organismo auspiciado por Naciones Unidad que regula el Aceite de Oliva y aceitunas de mesa, promoviendo avances técnicos, fomentando la expansión, establecer y actualizar normas y difundir el consumo. Según el COI, se establece 2 tipos de aceite: Aceite de Oliva Virgen y Aceite de Oliva. (De momento nos vamos a centrar en solo estas dos acepciones)
Aceite de Oliva Virgen: Obtenidos del fruto del olivo mediante procedimientos mecánicos, donde no se produzca alteración del aceite y que no hayan tenido más tratamiento que el lavado, decantación, centrifugación y filtrado.
Aceite de Oliva: Es el aceite constituido por la mezcla de Aceites refinados y Aceite Oliva Vírgenes apto para el consumo humano.